Desde que en los años 70 apareció la trilogía de Lucas, la Guerra de las Galaxias ha sido reiteradamente objeto de interpretaciones políticas. En aquel entonces, fueron Nixon y la Guerra de Vietnam. Hoy, las interpretaciones son variadas; pero todas dicen relación con el tránsito de la democracia a la dictadura. Cabe preguntarse ¿a qué dictadura? A la dictadura del relativismo, contra la que nos ha prevenido Benedicto? ¿A la del Consejo de Europa? Cuya imposición sería consecuencia natural y necesaria de la Constitución Europea. ¿O al cesaropapismo que algunos politólogos aseguran que asolará el mundo en las próximas décadas? Sin embargo, stricto sensu, en el Episodio III se pasa de la República al Imperio. La trama hace pensar más bien en la historia de Roma que en la política moderna.
Es cierto que muchas de estas películas ambientadas en un mundo fantástico se presenta un paralelismo con la actualidad del momento histórico en que se vive y, aprovechando esta circunstancia, se hace crítica social. Es el caso de los libros de Joanne Rowling, en que se cuestiona tanto a los periodistas inescrupulosos, encarnados en la insoportable Rita Skeeter, como a la aristocracia de la sangre, representada por Malfoy y las familias de sangre limpia.
Más allá de las interpretaciones externas, la gran interrogante de toda la Saga es la metamorfosis de Anakin -el niño que vimos en el Ep. I- primero en padaván inconformista, y después en Darth Vader -ahora ya sabemos que el nombre lo recibe de su mentor el entonces Canciller Palpatine- que abraza el lado obscuro de la Fuerza, convencido de que lo hace por amor. Aunque pienso que es más por egoísmo. Lucas logra expresar magistralmente la metamorfosis.
Hayden Christensen, el intérprete de Anakin ha revelado algunos detalles que nos dan luces sobre la transformación de su personaje. "Anakin está tan confundido y perturbado (...) está consciente de lo que pasa. Sabe que comete una acción monstruosa. Por mucho tiempo es un personaje en conflictivo que no ha sido totalmente seducido por el lado oscuro de la Fuerza". Se da cuenta de lo que le ocurre y no ha perdido su libertad. En la última película de la trilogía -vendría a ser el Ep. VI- ello queda aún más claro, cuando Lord Vader desobedece al Emperador y salva a su Luke, prefiere a su hijo antes que a su obscuro maestro... y se inmola para salvarlo. Piensa más en los demás -como un jedi- que en sí mismo -como un sith-.
Si se me permite extrapolar su situación a nuestro mundo (la Galaxia es un mundo paralelo), pienso que Anakin tiene un problema vocacional. Está tan obsesionado por ser un caballero jedi, que no se da cuenta que no es su camino. Padmé trata de hacérselo ver (Ep. II); pero él no la escucha. En el Ep. III, ella le revela que está embarazada y le pide que haga público, tanto su matrimonio, como el embarazo. Padmé quiere que se decida entre ser jedi y ella y sus hijos. Le propone una vida bucólica en Naboo. Él no acepta. En el Ep. II, la senadora tomó una decisión errónea: se casa con Anakin, sin que él le prometa renunciar al sueño jedi por ella. Anakin se debate entre dos amores.
A un jedi no le está permitido tener un amor humano, eso le quitaría su independencia como caballero, su desasimiento, como se explica reiteradamente en el Ep. III. Anakin quiere ambas cosas y no está dispuesto a renunciar a nada. Juega al todo o nada y... lo pierde todo y con él, pierde a la República a Padmé y a sus hijos que ni siquiera llega a conocer. Se convierte en un esclavo del mal, aunque, como dice Palpatine al comienzo de la cinta: ¿Qué es el mal y qué es el bien? Todo depende del punto de vista.
La metamorfosis de Anakin Skywalker
No se pierdan este concierto de Darth Vader (en You Tube).