4.24.2006

El Código da Vinci


Reconozco que me encanta este tipo de películas, como Lara Croft, Indiana Jones, National Treasure o Underworld. Pero que hay cosas que me importan infinitamente más que mi propia fruición. Y una de ellas es el respeto por la religión y los sentimientos religiosos de los creyentes, como demostré a través del rechazo a las caricaturas del profeta Mahoma, a lo que me referí en una columna anterior.

Es evidente que la Iglesia católica u otras iglesias cristianas no pueden prohibirnos ver la película de Tom Hanks. Pero es nuestra decisión informada y consciente si la vemos o no, si financiamos algo que no respeta la religión de muchas personas con las que convivimos o de nuestra propia religión, en el caso que seamos cristianos.

La historia tiene mucho que ver con las entretenidas películas de Indiana Jones (profesor de arqueología, etc.), pero le falta el elemento divertido y la calidad de ser una película para toda la familia de las cintas de Harrison Ford. Analicemos muy someramente la historia de Dan Brown. Este autor norteamericano, casado con una historiadora del arte, plantea en el fondo que el cristianismo es falso y no sería más que un invento de la Iglesia católica.

¿Por qué? Jesús estuvo casado con María Magdalena y tuvo con ella una hija, ambos hechos habrían sido ocultados por la Iglesia. Ésta no sería más que una invención del emperador Constantino, quien buscaba unificar su imperio mediante una religión única y para esto, se sirvió del cristianismo, entonces una religión emergente. El emperador fusionó las enseñanzas cristianas con las tradiciones paganas, con el fin de que fueran absorbidas con más facilidad por sus súbditos (una suerte de sincretismo impuesto desde arriba). Constantino organizó el Concilio de Nicea, en el que se sometió a votación la declaración de la divinidad de Jesús, considerado, hasta ese momento, simplemente como un hombre ¿Alguien conoce el arrianismo? Esta tergiversación obligó a destruir todos los relatos evangélicos y a reescribirlos, para demostrar la divinidad de Cristo. En la manipulación se suprimió a la mujer de Jesús, convirtiéndola en la actual María Magdalena. Desde ese instante, se habría dejado de lado el aspecto femenino y sexual de la religión. No hay que olvidar que, hasta ese entonces, en muchas religiones naturales se realizaban ritos sexuales.

La verdadera religión no sería la mentira del cristianismo, sino que se hallaría en los cultos precristianos, en que se adoraba la divinidad femenina y se practicaba el sexo sagrado. Es un poco el liberarse de las represiones sexuales (Sigmund Freud), el volver al pasado, a la naturaleza, que fascina a los habitantes del primer mundo.

Para ocultar toda esta gran manipulación, la Iglesia católica -y las otras iglesias nacidas de ella, que continúan ocultando la realidad- habría asesinado e iniciado innumerables de guerras. De manera que, si no existiese la iglesia ¿tal vez no habría guerras? ¿Es la última Guerra de Irak -que Juan Pablo II intentó evitar por todos los medios- un ejemplo de ello? ¿Recuerda alguien al cardenal Samoré?

La trama es una expresión vulgar del afán del revisionismo literario, que mezcla lo que podría ser realidad con lo que es claramente ficción, para intentar cambiar así la historia oficial. Y esto, en personas con escasa cultura histórica, acaba por sustituir el estudio de la historia por una reconstrucción de la misma basada en las novelas de ficción.

Brown va más allá: Cristo y María Magdalena habrían tenido una hija de cuya descendencia procederían los reyes de Francia. Otro aditamento que gusta a la gente simple de todo el mundo: el de las familias de la nobleza. Lo único que falta es que ahora tengamos que rendir honores de semi-dios a los descendientes de los reyes de Francia (de los merovingios, lo aclaro porque hay varias familias que reclamarían el trono, si Francia no fuese una república).

La búsqueda del santo grial (sangre real en la película) es algo que igualmente fascina a los anglosajones desde hace siglos y este elemento también es incorporado a la trama. Quienes somos fanáticos de las historias del Rey Arturo conocemos bien esta ficción.

Lo de los templarios es también un leit motiv de la ficción europea desde hace años. No faltan los grupos de constitución posterior al primer milenio que buscan raíces en un místico pasado templario, ya sean los rosacruces (que nacieron en Alemania) o los valdenses (que perduran en Italia e incluso un ministro del exterior de Andreotti pertenecía a este grupo).

A quienes la película deja muy mal es a los albinos, que ya han protestado en los EEUU: Silas, el monje asesino, es nada menos que un albino. Pero ¿a quién se lo ocurriría contratar a un albino, fácilmente identificable, como un asesino en serie? Máxime si viste un hábito a la Darth Vader problemático, a la hora de escapar.

Este interés por el cristianismo, en medio de un ambiente esotérico post new age, demuestra que nuestros contemporáneos tienen ansias insatisfechas de Dios, de saber más de Jesucristo, de María Magdalena y de historia, no sólo de historia de las religiones, sino de historia general. Ansias que no pueden ser cubiertas por las películas de Hollywood, máxime si contienen tantas tergiversaciones y superficialidades como el Código.


El Código da Vinci

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Marta si bien me parece bueno tu articulo,me pareceria bien revieras tu fuente de informacion de la que escribes lo siguiente "No faltan los grupos de constitución posterior al primer milenio que buscan raíces en un místico pasado templario,(...) los valdenses (que perduran en Italia e incluso un ministro del exterior de Andreotti pertenecía a este grupo).
Por eso te recomiendo visites www.iglesiavaldense.org
o simplemente en el Encarta escribes la palabra "Valdense" y listo.
Gracias.
Wilfredo Bonjour
e-mail: eltecla@hotmail.com