6.18.2007

Merkel vs. Sarkozy - La autonomía del Banco Central



“El Banco Central Europeo debe continuar siendo independiente y no puede ser sometido a presión política”.

Palabras de la canciller Angela Merkel el miércoles pasado en una reunión con miembros de su partido. Quienes vivimos en Europa, no “necesariamente” tenemos que ser adivinos para saber a qué se refiere y a quién o a quiénes va dirigido el mensaje:

Al gobierno francés, a su partido (la Unión por un Movimiento Popular) y especialmente al nuevo presidente Nicolas Sarzozy.

El ex-presidente Jacques Chirac había ya intentado influir en la política monetaria del Banco Central Europeo, para apoyar sus opciones políticas dentro de Francia.

Hace unos días, explicaba el Nóbel de economía, Edmund Phelps, que hay ciertos convencimientos que se repiten entre los políticos y que simplementen no son verdaderos.

Menciona, entre ellos, el intento de combatir el desempleo con la inflación. Esto es, a mayor inflación, menor desempleo, de manera que sería preferible una mayor inflación para reducir las tasas de personas sin trabajo.

Para la economía europea, sería peligrosísimo que el Banco Central quedara sujeto a los vaivenes de la política y a la presión de los gobernantes de turno en los países más influyentes.

No, el Banco Central Europeo -al igual que todo banco central- debe ser garante de la estabilidad y del crecimiento, tal como fue el Banco Central alemán (admirado y emulado en tantos países del mundo).

En él se inspiró el constituyente chileno para darle rango constitucional y asegurar explícitamente su autonomía en la Carta Fundamental (arts. 108 y 109).

La única forma de garantizar la estabilidad económica -condición para el crecimiento- es respetar la autonomía e independencia de esta institución, como asimismo su “carácter técnico” que, en este caso, significa “no político”, o más precisamente no político-contingente.

En esta empresa destinada a intentar influir en el Banco Central, como señalé, Sarkozy sigue los pasos de Chirac quien -dicho sea de paso- accedió, a regañadientes a que el Banco estuviera ubicado en la ciudad alemana de Frankfurt (donde está también el Banco Central alemán); pero con la condición de que su jefe máximo fuese un funcionario francés, en este caso concreto, Jean-Claude Trichet.

La canciller alemana no puede ser más clara. Lamentablemente, sus palabras han trascendido apenas el ámbito de los medios económicos.

Supongo que la mayoría de la población tampoco tiene idea de lo larga y ardua que ha sido la lucha por lograr la autonomía e independencia del Banco Central, por controlar la inflación y garantizar el crecimiento económico, lo que ha significado asegurar el bienestar material y vencer la pobreza en Europa.

Nada podría hacer más daño que una política monetaria populista, fuertemente influida por los gobiernos nacionales.


Merkel vs. Sarkozy - La autonomía del Banco Central

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