Shezad Tanweer nació en 1983 en Yorkshire. Hijo de inmigrantes paquistaníes de relativo éxito. Su familia, de ninguna manera pertenece a los grupos de inmigrantes menos privilegiados. ¿Qué lo impulsó a morir en un atentado suicida el 7 - J?
La comparación con Mohamed Bouyeri, el holandés de origen marroquí que asesinó a Theo van Gogh, es inevitable. Mohamed no es el mejor ejemplo de integración, ni menos de éxito. Gran parte de los marroquíes holandeses forman lo que se denomina sociedades paralelas, muy abajo en la escala social.
Pero la situación en Gran Bretaña es diametralmente distinta, por lo menos eso se pensaba. Shezad habría pasado el denominado test de cricket que formulara Lord Norman Beresford Tebbit por allá por el año 1990. En una entrevista con el Los Angeles Time, el lord inglés explicó que "A large proportion of Britain's Asian population fail to pass the cricket test. Which side do they cheer for? It's an interesting test. Are you still harking back to where you came from or where you are?" En otras palabras, quien es capaz de vitorear a GB en contra de su país, en un partido de cricket -seamos realistas y apliquemos la comparación al fútbol-, ya estaría socialmente integrado.
El test de Tebbit es una prueba de lealtad hacia el país que acoge al migrante. La migración que tiene lugar hoy en Europa es muy diferente a la que tuvo lugar desde Europa y desde Asia a América durante los últimos cien años. En América, todo estaba por construirse, era una sociedad joven, en la que se produjo la llamada "mezcla", no sólo racial, sino también cultural. Por el contrario, Europa es un continente ya formado, con un acervo cultural y una tradición (más bien costumbres) que no deja demasiado espacio a las nuevas ideas. Es una sociedad eminentemente conservadora, que intenta mantener incólume lo que ya está, sin siquiera preguntarse si es racional o no. Lo que los políticos europeos -de todos los colores y de todos los países- llaman integración, diría que es más bien, un intento de asimilación.
Bernard Lewis, conocido historiador de Princeton -hoy profesor emérito- cuyo nombre encontramos en abundancia en páginas árabes, donde no goza de gran popularidad, ha sostenido recientemente que Europa será islámica al final del siglo XXI. Es sólo una cuestión de cifras: debido al fenómeno de implosión demográfica, la población europea disminuye, se produce el fenómeno del despoblamiento. Por su parte, los pueblos islámicos presentan un crecimiento demográfico exponencial. Como viven en regiones pobres, se trasladan a zonas más prósperas, por ejemplo, a Europa, que algunos ya denominan Eurabia. Por otra parte, Europa necesita su fuerza de trabajo.
Contrariamente a lo que sostienen, abierta o solapadamente, algunos grupos políticos extremos y no tan extremos, no todos los inmigrantes musulmanes son terroristas o potenciales terroristas. Si toda generalización encierra una injusticia, esta afirmación no es sólo injusta, sino falsa. El problema radica en que, junto con la migración, se ha introducido en Europa el germen de una ideología deletérea, la del llamado fundamentalismo islámico que lleva de la mano al terrorismo.
El ambiente de guerra civil que se vive en Londres, pese a los abundantes llamados a la normalidad (y a no ceder ante el terror, Blair) ha sido una suerte de despertador para muchos ciudadanos europeos, también para los europeos musulmanes. Algunos imanes y asociaciones de fieles han expresado claramente que el Islam es contrario al terrorismo. Sin embargo, el problema continuará mientras los terroristas islámicos sigan creyendo que mueren por su fe.
Test de cricket, asimilación, integración y terrorismo islámico
La foto es de Shahzad Tanweer, Germaine Lindsay y Mohammed Sidique Khan de izquierda a derecha (curioso, pensé que los británicos ponían las fotos de drecha a izquierda) entran a la Luton Train Station a las 8.10 AM, el 28 de junio. Fotografía de la Metropolitan Police.
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